martes, 12 de junio de 2012


Sobre algunos complementos del vestido de la mujer valenciana ( 1.785 -1815) :
 El mocador de coll y el devantal.


IV º Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares. Institución Fernando el Catolico. CSIC.



Notas aclaratorias a esta publicación.

En el año 1.983, un pequeño grupo de investigadores valencianos, decidimos presentar unas comunicaciones al IVº Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares, que organizaba el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Aquella edición se celebro en Zaragoza y estuvo coordinada por D. Antonio Beltrán.

Valencia estaba representada por un nutrido grupo, pero digamos que nosotros habíamos formado un pequeño equipo para ir juntos y pasar unos días de convivencia y trabajo a nuestro aire. El congreso fue muy interesante y de sus actas se tenían que publicar en tres tomos debido a la gran cantidad de comunicaciones presentadas.

La vuelta hacia casa, estuvo prácticamente llena de proyectos para la siguiente edición. Pero la realidad es que el C.S.I.C ya no volvio a organizar el congreso. Las comunicaciones con sus fotografías y dibujos, habían quedado en la Diputación de Zaragoza para su publicación.

Pasados dos años o más, se me ocurrió llamar a la organización y preguntar como estaba la publicación de las actas. La respuesta es que habían tenido problemas y que aun estaban pendientes de impresión. De nuevo pasaron otros tres años sin noticias, y de pronto comentando con Francisco Zanon dicho asunto, me dijo que el hacia unos meses que había recibido el tomo II, donde iba publicada su comunicación. Sorprendido llame a José Ramón Sanchis y me dijo que el tampoco había recibido nada, pero que José María Moreno Royo, había también recibido el II tomo con su publicación.

Visto esto, de nuevo me puse en contacto con la organización y me aclararon que del primer tomo que correspondía a la parte de dialectología, solo se había publicado un folleto con el extracto de las comunicaciones; del segundo se había publicado la totalidad y del tercero estaba pendiente de publicación. Como me interesaba el segundo tomo con las comunicaciones de José Mª Moreno Royo y de Francisco Zanón, pedí que me lo enviasen, aunque fuese pagándolo, pero me dijeron que ya estaba agotado, lo que me hace sospechar que la tirada seria de risa y solo para cubrir ciertos compromisos,

Pasados 28 años desde el congreso, el libro con las comunicaciones sigue sin editarse. De nuevo hace un mes aproximadamente, me puse en contacto con la Diputación de Zaragoza y después de varios contactos nadie sabia nada de donde estaban las comunicaciones inéditas, Finalmente, una señorita anotó mi numero de teléfono para llamarme si localizaba algo, ya que las fotografías estaban allí. Por supuesto los negativos con el tiempo han perdido mucha calidad y eran en blanco y negro.

Ahora he decidido publicarlo por mi cuenta en Calameo y con fotografías a color y en más cantidad. Como sospecho que el articulo de Francisco no lo habrá leído nunca nadie, ya que imagino que el segundo tomo no debió tener ninguna difusión en su momento, ya se lo he pedido y lo publicaré en Calameo próximamente. Ramón Sanchis, Rosa Julia Cañada, Fermín Pardo y Francesc Llop, tambien se quedaron sin publicación.

Por supuesto, ruego a los que lo leáis que tengáis en cuenta que se trata de un articulo de hace 28 años y que en la actualidad, lo hubiese escrito un poco diferente….después de 28 años algo nuevo se aprende y obliga a rectificar opiniones.

Por si a alguno os puede interesar su contenido, adjunto la ficha del volumen. Además, si os interesa consultarlo, me consta que en el Museu Valencià d’Etnologia lo tienen. Y si queréis algún articulo en concreto, os lo podría facilitar.

Etnología y tradiciones populares (IV Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares), vol. II. Comunicaciones

 



 AUTOR: VV.AA.
EDICIÓN: Editado por: IFC
Edición: 514 p., 17x24 cm, ISBN 84-00-06781-9 (o.c.) / 84-00-06782-2 (II)
Año edición: 1987
Nº PUBLICACIÓN: 1115
PRECIO: Agotado



  
INFORMACIÓN ADICIONAL:

Contenido: Alejos Morán, Asunción, "Sátira y símbolo en el grabado popular. Análisis de doce xilografías del Museo de Bellas Artes, Valencia", 18 p. Álvarez Rojas, Antonio, "Artesanía pastoril extremeña. Los sellos de pan del Museo de Cáceres", 6 p. Álvaro Zamora, María Isabel, "Notas para el estudio del mueble popular, lo culto y lo popular en el mobiliario pirenaico", 12 p. Amaré Tafalla, María Teresa; Jiménez Salvador, J. L.; Liz Guiral, Jesús, "Notas sobre la pesca con tarraya en la ensenada de Bolonia (Cádiz)", 10 p. Capel Margarito, Manuel, "La cerámica granadina y su Ordenanza del gremio de olleros", 22 p. Coll Conesa, Jaime, "Las tejas pintadas en el Valle de Soller y Forna-lutx (Mallorca). Análisis de las inscripciones", 26 p. Río Martínez, Bizén d´o, "Metodología para una recogida de Arte Popular alfarero", 16 p. Escacena Carrasco, José Luis, "Las pervivencias en la fabricación de la cerámica como elemento de transición de fases culturales", 16 p. Escuder Palau, Tomás, "Uns oficis tradicionals al País Valenciá", 22 p. Franco de Espés Mantecón, Carlos; Colomina Lafalla, Pedro; Lomillos Sopena, Gloria, "Llamadores faliformes en Ribagorza", 14 p. Forcano Lassa, Eva María, "Algunos datos sobre la técnica de cestería popular", 12 p. Fuster, Vicente, "Una tradición extinguida, los arrieros de Naval", 16 p. Graña García, Armando; López, Joaquín, "La decoración pintada y tallada de hórreos y paneras de Asturias", 24 p. Huélamo, Juana María; Marcos, María Teresa, "Avance de un estudio sobre la elaboración de hostias, oblea y pan ázimo en Cuenca", 16 p. Labude de Kugel, Christiane, "Dos objetos de la devoción popular poco conocidos, el Agnus Dei y el Detente", 14 p. Lahoz Roy, Juan Antonio, "El barro. Materia tradicional de una tejería", 20 p. Martín Gómez, Carmen, "La cerámica antihumedad en la construcción sevillana", 10 p. Moreno Royo, José María, "La cerámica de Manises. Aportaciones a su evolución industrial y artística", 20 p. Ordiñana Rodríguez, Victoria; García Prieto, Julio A., "Algunas influencias de la cerámica medieval en la cerámica popular andaluza", 10 p. Padilla Montoya, Carmen, "La cerámica funeraria de algunos centros alfareros", 24 p. Pano Gracia, José Luis; Sepúlveda Sauras, María Isabel, "Aportación al estudio de las campanas, descripción y noticias de las mismas en la villa de Bolea (Huesca)", 12 p. Pérez Casas, Jesús Ángel, "Una notable muestra de artesanía pastoril, la colodra del Museo Etnológico de Zaragoza", 10 p. Pérez García, María Aurelia, "Piezas de la cerámica halladas en la bóveda de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Arroyo de la Luz (Cáceres)", 8 p. Ramis Puiggros, Andreu, "La cordería a Mallorca. Apunts sobre una artesanía desapareguda", 22 p. Sánchez Sanz, María Elisa, "Las cucharas de palo", 28 p. Sánchez Trujillano, María Teresa, "La cerámica de Navarrete (La Rioja)", 18 p. Saura Mira, Fulgencio, "Aspecto etnológico de los molinos de viento del campo de Cartagena, su necesidad de recuperación", 20 p. Temiño López Muñiz, María Jesús, "Artesanía de la madera en Cardeñajimeno, las carracas", 16 p. Yepes Sanchidrián, María Victoria, "Mujeres alfareras, algunos aspectos de la alfarería femenina en España", 18 p. Zanón Rodrigo, Francisco, "Los pendientes en el conjunto de la joyería valenciana", 16 p.



Comunicación.



  

Pocas ocasiones se nos presentan a los inves­tigadores de poder exponer los resultados de nuestras investigacio­nes sobre el arte popular. Este congreso me parece la forma idónea para presentar este pequeño estudio realizado de una manera metódica sobre 168 documentos, entre inventarios de bienes y cartas ma­trimoniales, contenidos en los protocolos notariales.

Como sucede con la mayoría de los trajes que hoy consideramos como típicos de una determinada área geográfica, el vestido tradicional valenciano, esta en la actualidad muy dete­riorado y tiene unos contornos desdibujados por adiciones de modas posteriores a su formación. Pero no es este el mayor problema que tiene el traje valenciano y cualquier otro vestido tradicional de la península; sobre el se cierne la siniestra sombra de la invención y de la innovación, el fantasma de la creación y la moda abraza fuertemente a lo tradicional de una manera que nos hace temer por su continuidad.

Si, los comerciantes se han dado cuenta de la gran fuente de ingresos que suponen las fiestas populares de la Ciudad de Valencia, que son las famosísimas Fallas, y en su avidez por obtener abultados beneficios, no dudan en abalanzarse como buitres sobre el cuerpo casi cadáver del vestido tradicional valenciano. Los comerciantes cometen dos graves pecados, uno es el de no estar lo suficientemente informados sobre la autenticidad de las prendas que fabrican o confeccionan, destinadas a vestir a nuestras falleras, con lo que prefieren inventarse todo lo que no saben, sin pensar que poco a poco, están creando un nuevo traje que nada tiene que ver con el tradicional. El otro grave pecado consiste en ir recargando más y mas nuestro vestido con oro, dándole una riqueza estrafalaria que no existía en la época clásica de su utilización.

Seria preferible pues, que en vez de añadirle esta excesiva riqueza  de materiales, que por otra parte no es real, sino simulada, se intentara recuperar la autentica riqueza que suponen las artes populares. Algo primordial al hablar del vestido tradicional valenciano, es el determinar su situación en el tiempo. El vestido que siempre hemos considerado como traje tradicional valenciano es en esencia un vestido dieciochesco y  que en su apoca de utilización perduró hasta casi mediados del siglo XIX. Por otra parte, vemos razones de peso, en las lamentaciones que hace nuestro ilustre botánico Antoni Joseph Cavanilles (1) a finales del siglo XVIII cuando nos indica que en su época la pureza del vestido valenciano, comienza a perderse. Mas tarde a mediados del siglo XIX, al­gunos viajeros (2) nos indican que el vestido tradicional esta ya agonizante o perdido.

 Así pues, considero que cualquier desviación del vestido dieciochesco tiene el peligro de convertirlo en alga diferente que solo podría considerarse como un simple disfraz.

Las fuentes documentales empleadas para confeccionar este estudio, provienen de los protocolos notariales siguientes:


SIGNATURAS          ESCRIBANO                     ARCHIVO
5.748 a 5.754            Miquel Fernando Fluixa       A.R.V.
5.394/1 a 5.394/IX    Ramón Conejos                   A.R.V.
5.395/1 a 5.395/IX    Ramón Conejos                   A.R.V.
5.829 a 5.840            Joseph Vicente García        A.R.V.
 1.790              Joseph Antonio Velasco     A.R.C.C.C.        
1.790              Marco                                    A.R.C.C.C.



En estos Protocolos, que son un total de 39 tomos, he trabajado solo con los documentos referentes a los contratos matrimoniales, donde se reflejan todas las piezas del vestido, que se aportan al casorio y los inventarios de bienes que se hacían al repartir las herencias.
Para la presente comunicación, solo he tenido en cuenta los llamados “mocadors de coll” y los “devantals”, las demás piezas del vestido de la mujer valenciana, se han publicado en la Revista Torrens (3).
La época estudiada va como ya se indica en el titulo, desde el año 1.785 al 1815, y el y el área geográfica comprende a las poblaciones siguientes: Valencia, Campanar, Patraix, Russafa, Benimaclet, Manises, Quart, Aldaya, Alaquas, Godella, Paterna, Foyos, Vinalesa, Montcada, Meliana, Cases de Barcena, Benimamet, Burjasot, Museros, Carpesa, Almassera y Albalt dels Sorells.
También he considerado importante el que la muestra que he tomado, fuese representativa de la estructura social de la época estudiada, así pues, teniendo en cuenta que según Castelló  Traver (4), el 70% de la población del reino eran labradores, y el 30 % restantes lo constituían los oficios como artesanos, criados, clero, nobleza, comerciantes, militares, abogados, escribanos y otros, he considerado que debía tomar una muestra similar ligeramente mas abundan­te en cuanto a oficios artesanales debido a que la zona estudiada comprende la ciudad de Valencia. Por lo tanto he tomado para mí muestra 115 documentos que corresponden a labradores, lo que representan un 68'46 % y 53 documentos de oficios, entre los que nos encontramos : médicos, abogados, tejedores, albañiles, herreros, empleados de correos, barberos, porteros de la cárcel, calceteros, zapateros, posaderos, comerciantes, abaniqueros, carboneros, terra­tenientes y otros, que representan el 31'54 %.
Para que se pudiese observar mejor si había alguna diferencia en el vestir de las personas de la ciudad y las de las murallas hacia fuera, he separado los inventarios en este sentido, con lo que quedaron 130 de los documentos que corresponden a la Huerta y 38 de dentro de las murallas.

Otras fuentes documentales que se han utilizado como complementarias, pero de cuyos resultados prefiero no publi­car nada en esta ocasión, han sido los libros de ingresos de los enfermos al Hospital General, así como, los de toma y datta de dicha institución.



El “mocador de coll”.


Consiste en un trozo de tela que según casos es de forma triangular o cuadrangular. En las ocasiones en que se nos presenta de forma cuadrada, para su colocación se tendrá que plegar de manera triangular y en los casos en que se nos presenta de forma triangular, se llama "mig mocador".
Hoy por hoy, no conozco aun el origen de estos “mocadors de coll”, pero el poeta valenciano Jaume Roig (5) en uno de s sus versos nos indica entre las piezas de ropa que compra a su esposa el " bell drap de coll", del que no se con exactitud si correspondería a un modelo de pañuelo de cuello, o tal vez a una especie de tocado, que cubriría la cabeza y que caería cubriendo el cuello por la parte delantera y colgando una punta por la trasera.
De nuevo en un documento de 1530, nos aparecen “dos draps de coll nous començats a obrar de lens de casa”(6), lo que nos indica que por entonces era una pieza común, aunque por el momento no podamos identificarla con nuestro “mocador de coll”.

En el siglo XVII, a finales o mas bien a principios del XVIII, parece que estaba pintado un cuadro, hoy desaparecido, que representaba a la emperatriz de Nicea, Constanza de Hohenstaufen, hija de Federico II de Alemania, y hermana de Manfredo, rey de Si­cilia. En el citado cuadro, se representaba como ya he dicho a Constanza en acto de oración ante Santa Bárbara y en el aparece vestida a la usanza de la época: Falda de brocado, jubón de mangas bolladas y de larga botonadura en las bocamangas, arracadas en las orejas, y para cubrir los hombros un “mocador de coll" sujeto por una aguja de pecho de grandes dimensiones.


Cuadro que se conservaba en la iglesia de San Juan del Hospital, en la ciudad de Valencia. Parece corresponder a finales del siglo XVII.



 Por pinturas y gravados dieciochescos, podemos observar como casi todas las mujeres de la época llevan estos característicos pañuelos que se colocan de diversas formas. El triangulo formado por el pañuelo, es pasado por detrás del cuello, con lo que la punta queda colgando sabre la espalda; se recoge un poco a manera de fuelle y se sujeta con una aguja al escote de la espalda del jubón.



Mocador de musolina, con deshilados y bordado a punto de cadeneta. Procede de Aldaya. Colección Ferrandis-Bermejo. Foto: Veronica Meseguer.

La forma de sujetar los extremos, es en lo que realmente varia la colocación, en algunas ocasiones, simplemente se atan los dos extremos sobre el pecho; en otras se cruzan, sujetándose a las dos primeras aldillas del jubón; también en ocasiones los extremos se introducen en el escote del pecho o se pasan a través del acordonado del jubón o del justillo o se forma una graciosa lazada con los extremos del pañuelo sobre el pecho.


Lamina nº 84 de la Colección general de los trages que en la actualidad se usan en España principiada en el año 1801 en Madrid. Obra del Valenciano Antonio Rodríguez.




Mocador de musolina con festones lobulados y bordado a punto de cadeneta. Procede de Xativa. Colección Camañes. Foto: Veronica Meseguer.

Otra forma que parece ser muy corriente durante el siglo XVIII, consiste en dejar las puntas sueltas, para después sujetarlas o no con el delantal. En la azulejería de la Casa del Marqués de Benicarló, podemos observar claramente esta colocación, que seguramente seria la más generalizada, tanto entre labradoras como entre las mujeres de la ciudad y de mediana condición. En otros retablos de azulejería que no reproducimos, se puede apreciar el detalle de sujetar los picos a la cintura por medio de la cinta del delantal.


Panel de azulejos realizado en Valencia a finales del siglo XVIII, que se encuentra en la “casa gran” o casa del Marques en Benicarló.


 Probablemente durante el invierno, este pañuelo se ceñiría al máximo sobre el cuello, cubriendo por completo el escote del jubón y de la camisa, mientras que durante el verano, se bordearía el escote del jubón o de la cotilla, dejando ver la guarnición de fi­nas randas del “cabeç” de la camisa. Elemento complementario del “mocador de coll” es la “agulla de pit” (aguja de pecho) (7) que la mujer de la Huerta de Valencia solía llevar para graduar el escote del mocador.
Los pañuelos cuadrados se colocaban de las mismas maneras que los triangulares y se doblaban por la mitad, pero como los dibujos bordados, estaban dispuestos de manera que al ser doblados se viesen, la parte que quedaba arriba, se sujetaba de manera que no cubriese totalmente a la de bajo. No obstante todo lo dicho respecto a la gran utilización del “mocador de coll", hay que destacar que se consideraba prenda complementaria, y que por lo tanto, las mujeres humildes so­lo lo utilizarían para los días de festivo y de grandes celebraciones.


Pañuelo de lienzo fino o de botiga, con deshilados y bordado a punto de cadeneta con hilo de oro. Procede de Aldaya. Propiedad de Pilar Ros Guillem.

 Este detalle me consta en toda la documentación que he recogido procedente de las entradas de enfermas humildes y transeuntes en el Hospital General de Valencia. En esta documentación las enfermas suelen ingresar con las prendas indispensables y como complementos habituales les suelen ser el “davantal” y la “mantellina”.
Pasaremos ahora a los datos que nos ofrecen los documentos correspondientes a inventarios de bienes y cartas dótales contenidas en los protocolos notariales.


HUERTA
CIUDAD
TEJIDOS
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Musolina.
103
42,21
55,08
87
25,14
70,16
Mahonet.

0,00
0,00
3
0,87
2,42
Algodón
5
2,05
2,67
10
2,89
8,06
Cotonet

0,00
0,00
3
0,87
2,42
Linón.

0,00
0,00
3
0,87
2,42
Lienzo fino o de botiga
22
9,02
11,76
1
0,29
0,81
Clarín.
13
5,33
6,95

0,00
0,00
Batistilla.
6
2,46
3,21
2
0,58
1,61
Cambray.
4
1,64
2,14

0,00
0,00
Cotanza.
4
1,64
2,14

0,00
0,00
Naval o Laval.
2
0,82
1,07

0,00
0,00
Mornel.
3
1,23
1,60
3
0,87
2,42
Seda.
20
8,20
10,70

0,00
0,00
Gasa.
5
2,05
2,67
11
3,18
8,87
Punto.

0,00
0,00
1
0,29
0,81
No determinado.
57
23,36

222
64,16

Total.
244
100,00

346
100,00

El tejido mas empleado en la Huerta es el algodón si juntamos todas las variantes, representando el 44’26 % del total y el 57’75 sobre los que están determinados; Ie sigue el lienzo con todas sus variantes con un 22'13 % sobre el total y un 28'88 % sobre los determinados; las sedas solo son un 10'20 % sobre el total y el 13'37 % sobre los determinados; las lanas en esta prenda no nos aparecen en ningún caso en los docu­mentos estudiados, por lo que podemos casi asegurar que era una materia prima que no se utilizaba para pañuelos durante esa época.
En la ciudad, el tejido mas empleado también es el algodón, que representa el 30’64 % sobre el total y el 85,48 sobre los determinados;  sigue la seda con un 3’47 % sobre el total y el 9’48 sobre los que están determinados; el lienzo solo representa el 1,73 % sobre el total y el 4’84 sobre los determinados.


HUERTA
CIUDAD
COLORES
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Blanco.
162
66,39
86,63
134
38,73
108,06
Negro.
6
2,46
3,21
1
0,29
0,81
Colorado.
2
0,82
1,07

0,00
0,00
Carmesí.
1
0,41
0,53

0,00
0,00
Azul.

0,00
0,00
4
1,16
3,23
De color o colores
9
3,69
4,81
9
2,60
7,26
No determinados.
64
26,23
34,22
198
57,23
159,68

En la Huerta, en lo referente al color del tejido, el mas frecuente es el blanco con un 66'12 % sobre el total y el 90 % sobre los que están determinados; el negro Ie sigue a mucha distancia con el 2'46 % sobre el total y el 3’33 sobre los determinados; otros colores son aun menos frecuentes, apareciendo solo entre los que tienen algún color en un 4'92 % sobre el total y el 6'67 % sobre los determinados.
Los colores en los pañuelos de la ciudad, son como en la Huerta, en su mayoría blancos que representan el 38,73 % so­bre el total y el 90’54 % sobre los determinados; los otros colores incluyendo entre ellos el negro, son muy poco representativos.


HUERTA
CIUDAD
GUARNICIONES
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Randa o encaje.
34
13,93
100,00
19
5,49
76,00
Farfalá.

0,00
0,00
2
0,58
8,00
Cinta.

0,00
0,00
1
0,29
4,00
No determinado.

0,00
0,00
3
0,87
12,00
No se indica guarnición.
210
86,07

321
92,77


La guarnición en la Huerta solo la encontramos de randas. En cambio en la ciudad nos aparecen farfalanes y cintas.


HUERTA
CIUDAD
DECORACIONES
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Bordados.
30
12,30
88,24
36
10,40
78,26
Pintados.
6
2,46
17,65
3
0,87
6,52
Rayados.
5
2,05
14,71
5
1,45
10,87
Festoneados.

0,00
0,00
2
0,58
4,35
No se indican.
203
83,20

300
86,71


Las decoraciones mas abundantes en la Huerta son las bordadas son un 12’30 % sobre el total, seguidos por rayados y pintados. Otro tanto se advierte en los de la ciudad.


HUERTA
CIUDAD
DECORACIONES
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Bordados.
30
12,30
88,24
36
10,40
78,26
Pintados.
6
2,46
17,65
3
0,87
6,52
Rayados.
5
2,05
14,71
5
1,45
10,87
Festoneados.

0,00
0,00
2
0,58
4,35
No se indican.
203
83,20

300
86,71



Conclusiones sobre el “mocador de coll”.

Por todos los datos manejados, vemos que el tejido preferido es el algodón, principalmente la musolina ( 8 ), que casi siempre se nos presenta de color blanco; este detalle, lo corroboran totalmente los ejemplares antiguos, que he encontrado hasta el momento. El lienzo es caso siempre de color blanco ( 9 ) aunque hay ocasiones que se nos presenta la variedad llamada Cambray, en que se especifica que es rayado, aunque no sabemos por el momento si estas rayas eran de hilos  de color entretejidos, o rayas pintadas posteriormente o también  podría tratarse de hilos mas gor­dos en la urdimbre, o unas listas de raso sobre ligamento tafetán.

 Las telas de seda, se nos presentan casi siempre de color, siendo principalmente el negro (10); el ligamento del tejido suele ser el tafetán o la sarga.

En lo referente a las guarniciones, me da la impresión de que a pesar de que en los documentos no nos aparece mas que un bajo porcentaje de encajes, creo que este seria bastante mas abundante, ya que son muchos los ejemplares antiguos que la llevan, además de aparecer reflejada en grabados y sobre todo en los retablos cerámicos producidos en la época(11). El hecho de que no figuren más los encajes en los documentos, me perece que debe deberse a que no se considerase un detalle demasiado importante por lo usual, o debido a que no fuese de elevado costo. Estos encajes, eran por lo general de randa pro­ducida por las mujeres en la propia casa (12) o bien procedente de los talleres de Novelda (13). El estudio de estas randas, así como de sus temas ornamentales, me parecen mas propios para dejarlos y tratarlos de una manera mas exhaustiva, junto con los bordados populares de los “mocadors de coll”, “devantals” y camisas.

Esta guarnición de randas siempre esta colocada al filo o repulgo de la punta que cae sobre la espalda y casi con exclusividad sobre los pañuelos de forma triangular.

Sobre las decoraciones, también parece sospechoso que los documentos, nos puedan dar unos porcentajes falsos, pues realmente solo son algo más del 11 % en los que se nos indica que llevan. Esto creo que puede debido principalmente a que como los bordados eran realizados por la propia usuaria, al hacer el justiprecio del dote, no se les diese ningún valor, ya que realmente no habían supuesto ningún sacrificio económico y que lo eran solo de manos, y un trabajo de lógica aportación al casorio.

También existe la posibilidad de que en muchos de estos casos al extenderse el contrato matrimonial no estuviesen bordados y que se bordasen posteriormente.

Los bordados de la mayoría de los “mocadors de coll” de la Huerta, suelen ser de pequeño tamaño, menos frecuentes son los de dibujos medianos y rarísimos los ejemplares con dibujo grande. El bordado siempre es el denominado "punt de cadeneta", de cuya técnica mas antigua, sabemos que se bordaban con aguja de gancho y en un bastidor con forma de tambor.

Entre los de dibujo pequeño que son los más característicos de la Huerta, los podemos distinguir en tres tipos:

Primeramente los que llevan deshilados a la manera que conocemos como “vainicas” o “vainillas”, que sirven para enmarcar unas cenefas paralelas a los bordes y formando un pequeño cuadro al cruzarse. En el ángulo donde se forma el cuadro y coincidiendo con el centro de la espalda, queda un motivo central que suele consistir en un ramo o un tabaque. A su alrededor y para rellenar el resto de la parte visible, se incorporan pequeños elementos sueltos, como flores o pájaros.


Pañuelo de cuello, de bordado pequeño, de los que hemos clasificado como del primer tipo. Procedencia de Aldaya. Colección Ferrandis-Bermejo. Foto: Veronica Meseguer.


Segundo, los que tienen estos mismos deshilados formando varios cuadros debido a que son varias las líneas de de deshilados, dentro de los que se enmarcan temas sueltos.
Tercero, los que tienen el dibujo esparcido por igual en toda su superficie y no suelen llevar deshilados.
Los temas ornamentales del primer grupo consisten en una, dos o tres cenefas, que siempre son guirnaldas de ramajes y flores, donde los deshilados que enmarcan las cenefas se cruzan y forman cuadros que a su vez enmarcan temas sueltos; en la esquina que cae sobre la espalda tiene un ramo de flores combinado con cesta o tabaque y que siempre es de mayor tamaño que el resto. Este tema del tabaque se repite muy a menudo en los bordados populares valencianos y en los llamados platos de boda realizados en cerámica.
En la zona central del pañuelo, especialmente si es entero, se suele hacer poco bordado, ya que al plegarse un medio sobre el otro y a manera de fuelle, esconde el bordado de la parte que queda inferior.
En esta zona a todo caso se hace con temas pequeños que salpican la superficie.
El segundo grupo es muy similar al primero, pero en el que se ha sustituido una o dos de las cenefas, por unas series de cuadros enmarcados por deshilados.
El tercer grupo carece de deshilados y los temas siempre son ramajes, generalmente de bordado sencillo, pero que partiendo de muy contados puntos, recorren toda la superficie del “mocador”, formando complicadas líneas ondulantes.
En los "mocadors" con bordados medianos, no podemos hacer estas distinciones que hemos hecho con los de dibujo pequeño, pues en ellos se mezclan indiscriminadamente las cenefas, los deshilados  y los ramajes ondulantes que cubren toda la superficie.
En los de dibujo grande, estos son bordados generalmente sencillos a base de guirnaldas de ramas y flores; el filo por lo general suele estar festoneado a puntas.
Así pues, las figuras que están formadas por los bordados, son principalmente, las guirnaldas de ramos y flores; entre los temas sueltos o enmarcados en cuadros de deshilado son frecuentes también los ramos, cestas o tabaques, flores sueltas, palomas que suelen transportar en el pico ramas que parecen de olivo o cestas y en algunas ocasiones no demasiado frecuente nos aparecen mariposas.
Los materiales empleados para los bordados son generalmente el hilo de algodón blanco, aunque en algunas ocasiones estén bordados con hilo de oro o plata finos (14) y que en otras estén también combinados con lentejuelas. He observado que en muchas ocasiones los bordados de oro y plata, aparecen sobre tejidos de lienzo, mientras que los bordados de hilo de algodón, están en todos Ios ejemplares que conocemos sobre tejidos de algodón.
Pocos ejemplares verdaderamente antiguos conocemos que estén realizados sobre tejidos de seda, en uno de ellos el tejido es de color verde y el bordado esta hecho con hilo de seda amarillo.
 En otros casos es el propio tejido de seda el que forma un dibujo adamascado y con un pequeño fleco formado por los hilos del tejido sin tramar.




Pañuelo de seda formando pequeños dibujos adamascados. Colección Francisco Zanon. Foto: Veronica Meseguer.

Quiero también hacer notar el detalle de los pañuelos enteros son mas abundantes en la ciudad, donde parecen representar un 90 % mientras que en la Huerta solo lo son en el 75 %; Pienso también que como la mayoría de los "mocadors" aparecidos son solo medios, es muy probable que a la larga, después de haber hecho el contrato matrimonial, estos pañuelos corrieran la suerte de ser cortados con lo que quedarían convertidos en dos medios.
Muy de destacar, es también el detalle de que las mujeres de la
Huerta, poseían muchos memos pañuelos que las de la ciudad. Las primeras, se reparten 244 "mocadors" entre 130 mujeres, con lo que no llegan a dos por mujer, mientras que las de la ciudad, se reparten 356 entre 38 mujeres, con lo que salen a mas de nueve. Queda pues clara la gran utilización que hacían de esta prenda las mujeres de la ciudad.



  


“El devantal”

Consiste esta prenda en un trozo de tela rectangular casi cuadrada, me mayor o menor tamaño que por medio de una pretina que se ciñe a la cintura, cubriendo toda la parte delantera de la falda o guardapiés resguardándola para que no se ensucie.
Por el momento no se con exactitud en que época hace aparición esta prenda en el indumento de la mujer valenciana. No obstante, pienso que su origen está ligado estrechamente con la desaparición de las ropas talares y el surgimiento de los ves­tidos femeninos de dos piezas ("gonets y Gonelles"). Por vez primera, podemos observar delantales en un códice de principios del siglo XVI donde algunas mujeres de Navarra y Astorga, con apariencia de gente llana, lo llevan junto con sus basquiñas y gonetes. Dicho códice lleva bastantes imágenes de gente común con delantales.
También en el inventario los bienes de Pere García (15 ) fechado en 1.530, aparece “item un devantal de filet ab lista grogues, item altre devantal blanch ab vions blanchs usat, item un devantal de dona de calicú blau ab una franja en torn".  De todas maneras este documento podría no ser del todo fiable en lo referente a los dos primeros delantales, puesto que por aquella época también se llamaban “devantals" a las delanteras de las camas o “IIits de peges", como consta en otro documento de la época(16) “item un devantal del lit de fil que tira tres alnes dos palms, hun altre de lit de tela de Almeria ab listes groch e morat que tira tres alnes dos palms, item un devantal de lit de repos de Ii ab una lista verda en la vora, dos davantals de lit de repos de lens"


Códice Madrazo-Daza. De propiedad particular de una colección de Madrid.

En los grabados y pinturas, así como, en los retablos de azulejos de Valencia que conocemos, es frecuente la aparición de esta prenda, aunque generalmente esta limitada a la gente llana y no se presenta o haciéndolo en pocas ocasiones en las grandes señoras. También en estos documentos gráficos, podemos observar que las dimensiones de estos delantales, son muy variables, tanto en el largo co­mo en el ancho. Probablemente, el tamaño estaría ligado a la utilización que se hiciese de el, por este motivo en los retablos de azulejos las mujeres dedicadas a hacer faenas como fregar, lavar, o barrer lIevan delantales mayores que las que hacen tareas sencillas.



Veamos a continuación los cuadros que nos ofrecen los documentos estudiados.


HUERTA
CIUDAD
TEJIDOS
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Musolina.
120
36,92
37,74
18
27,27
33,33
Algodón.
2
0,62
0,63

0,00
0,00
Indiana.
64
19,69
20,13
6
9,09
11,11
Calamcar.
1
0,31
0,31
1
1,52
1,85
Sarasa.

0,00
0,00
1
1,52
1,85
Bombasy
1
0,31
0,31
2
3,03
3,70
Canalé.
1
0,31
0,31

0,00
0,00
Clarín.
31
9,54
9,75
2
3,03
3,70
Lienzo fino o de botiga
22
6,77
6,92
14
21,21
25,93
Cambray.
16
4,92
5,03
1
1,52
1,85
Cotanza.
3
0,92
0,94

0,00
0,00
Naval.
8
2,46
2,52
1
1,52
1,85
Platilla.
1
0,31
0,31

0,00
0,00
Batistilla.
4
1,23
1,26

0,00
0,00
Mornel.

0,00
0,00
1
1,52
1,85
Gasa.
19
5,85
5,97
1
1,52
1,85
Aldúcar.
3
0,92
0,94

0,00
0,00
Hiladillo.
3
0,92
0,94

0,00
0,00
Griseta.
1
0,31
0,31

0,00
0,00
Sargueta.
10
3,08
3,14
2
3,03
3,70
Rasillo.
6
1,85
1,89

0,00
0,00
Tafetán.

0,00
0,00
2
3,03
3,70
Estameña.
2
0,62
0,63
2
3,03
3,70
No determinado.
7
2,15
2,20
12
18,18
22,22
Total.
325


66



La Huerta nos proporciona los siguientes resultados: El algodón con sus variantes es el tejido mas usual y representa el 59’43 % sobre los determinados; Ie siguen los lienzos con un 26'73 %; las sedas en tercer lugar representan el 13,21 %; las lanas, lo mismo que sucede con los pañuelos son inexistentes encontrando solo dos casos.

Los datos de la ciudad, no son muy distintos, el algodón representa el 51’85 %; los lienzos el 35’59 %; las sedas el 9,26 % y solamente otros dos ejemplares de lana.


HUERTA
CIUDAD
COLORES
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Blanco.
139
42,77
59,91
35
53,03
71,43
Negro.
27
8,31
11,64
4
6,06
8,16
Azul.

0,00
0,00
2
3,03
4,08
Verdajo.
1
0,31
0,43

0,00
0,00
Muestreados.
65
20,00
28,02
8
12,12
16,33
No determinado.
93
28,62

17
25,76


Referente a los colores de los tejidos de la Huerta, tenemos la misma que con el "mocador” el color mas utilizado es el blanco que representa el 59'91 % sobre los determinados; Ie siguen los que presentan muestras de colores, como lo son las indianas, calamcares y sarasas, tejidos que siempre son estampados o pintados a colores y que vienen a representar el 28 %, sobre los determinados;  el negro con un 11’64 % sobre los que están determinados y otros colores no son importantes.

En el caso de la ciudad aun apunta mas hacia el blanco como color preferido, donde alcanza el 71’43 % sobre los que conocemos el color; le siguen los mostreados con el 16’33 % y finalmente el negro y azul ya con muy poca participación.


HUERTA
CIUDAD
GUARNICIONES
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Randa o encaje.
24
7,38
58,54
1
1,52
14,29
Farfalá.
5
1,54
12,20
2
3,03
28,57
Cinta.
4
1,23
9,76
1
1,52
14,29
Franja.
1
0,31
2,44

0,00
0,00
No determinado.
7
2,15
17,07
3
4,55
42,86
No se indica guarnición.
284
87,38

59
89,39


Las guarniciones podemos decir que son muy pocas, ya que queda claro que el delantal es una prenda claramente mas practica que decorativa, por lo tanto las mujeres tenían en cuenta que como tenia tendencia a frecuentes lavados, era preferible no colocarle guarniciones que pudieran molestar en esta practica. En los casos que estas se presentan, es de imaginar que seguramente la propietaria lo tendría además con la intención de lucirlo. Por ese mismo motivo vemos que la mayoría de los guarnecidos están realizados sobre tejidos de seda.

En la Huerta, las guarniciones mas frecuentes son las de encajes con un 58’54 % sobre los que están guarnecidos. Otras guarniciones como son farfalanes, cintas y franjas, representan conjuntamente el 24’39% y en otros casos sabemos que están guarnecido pero no nos dice de que.

En la ciudad vemos que farfalanes, cintas y franjas, representan el 42’86 % y los que no sabemos de que están guarnecidos, son la misma cantidad, siendo en cambio poco representativa la participación de los encajes.


HUERTA
CIUDAD
DECORACIONES
CANTIDAD
% (A)
% (B)
CANTIDAD
% (A)
% (B)
Bordados.
16
4,92
17,58
2
3,03
18,18
Pintados.
65
20,00
71,43
8
12,12
72,73
Rayados.
9
2,77
9,89
1
1,52
9,09
Festoneados.
1
0,31
1,10

0,00
0,00
No se indican.
203
62,46

55
83,33









 Referente a las decoraciones del tejido, los resultados son los mismos para la Huerta que para la ciudad. Las más abundantes son los tejidos pintados debido a abundancia de indianas con algunos lienzos rayados y vienen a representar un 82 % de los tejidos decorados; los bordados, repre­sentan el 18 %.




Conclusiones sobre el “devantal”.

Como hemos podido observar el tejido preferido es el algodón, especialmente la muselina (17), cosa que coincide con los ejemplares  antiguos que he encontrado físicamente; generalmente de color blanco, no obstante ser las indianas tejidos estampados de vivos colores(18)


Delantal de muselina, bordado con temas pequeños salpicados y festoneado. Procedencia Aldaya. Colección Ferrandis-Bermejo. Foto: Veronica Meseguer.



Mujer con delantal de indiana. Panel de azulejos de Valencia de finales del siglo XVIII.

En los casos en que aparece el color negro, lo hace sobre tejidos de seda(19) y en muchas ocasiones lleva guarnición.


Mujer con delantal de seda negro y guarnición de farfalar. Panel de azulejos de Valencia de finales del siglo XVIII. Casa Gran de Benicarló.

Las guarniciones como ya hemos comentado son de encaje sobre los de color blanco y de farfalanes, cintas y franjas en los de color.

Pocos son hasta el momento los ejemplares dieciochescos que he encontrado hasta el momento, y por proceder todos ellos de la misma localidad (Aldaya), hay una gran similitud entre ellos.

Están estos ejemplares antiguos construidos con mosolina blanca, de dimensiones que oscilan sobre un metro de ancho y unos 80 cm de largo; están festoneados a puntas o guarnecidos con encajes y con todo el contorno interior bordeado por una guirnalda de ramajes y flores, toda la superficie aparece salpicada de bordados de pequeño tamaño con los mismos temas que en los “mocadors de colI".

El lector podrá pensar por lo aquí escrito, que “mocador de colI" y "devantal" formaban un conjunto, con los mismos tejidos y los mismos bordados, pero no es así, la función del pañuelo, era meramente decorativa y solamente practica para cubrir mas o me­nos el escote, resguardando algo del frío. No sucede lo mismo con el "devantal" que tiene como misión primordial el resguardar la falda, evitando que se ensucie, aunque en los días festivos las valencianas luciesen hermosos bordados en los que habían dejado muchas horas de trabajo.

      Hoy las falleras en nuestras fiestas suelen lucir delantales que están profusamente bordados en oro, o incluso con perlas engarzadas (por supuesto falsas), cosa que esta muy en desacuerdo con el carácter completamente funcional del “devantal"; además de que creo que no esta basado en ningún tipo de reproducción, puesto que hasta el momento, no he encontrado ninguno antiguo ni relacionado en documentos que tuviese estas características.

Muy importante, me parece el detalle de que las mujeres de  la Huerta poseían 325 "devantals" entre 130, con lo que salían a un promedio de dos "devantals" y medio por cada una de ellas; mientras las de la ciudad reparten 63, entre 38 mujeres con lo que salen a poco más de uno y medio.
Con todo esto, vemos que la posesión de pañuelos y delantales tiene sentido inverso entre la Huerta y la ciudad, mientras que las mujeres que viven en la ciudad tienen más de ocho pañuelos de promedio, las de la huerta solo tienen dos. Al contrario ocurre con los delantales, las de la ciudad tienen menos que las de la Huerta. Lo que viene a indicar que claramente el pañuelo es más adorno y el delantal es más de trabajo.



Notas.

(1)       Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y frutos del Reino de Valencia. Antoni Josep Cavanilles Palop. Madrid 1.797.
(2)       Teofilo Gautier • Un viaje por España y Condesa de Gasparin en Paseo por España. Relación de un viaje a Cataluña, Valencia, Murcia y Castilla.
(4)       J. Castelló Traver. El país valenciano en el censo de Floridablanca (1.787). Valencia 1.978.
(5)     Jaume Roig. “L'espill" o " Llibre de les dones". Valencia 1.460.
(6)       1.530. Alaquas. Inventario. Gaspar Gil. 3089. Pere García. Albañil.
(7)     En muchas ocasiones esta aguja de pecho, era sustituida par una simple aguja con cabeza.
(8)       1.796  . Campanar. Dote. José Vicente García. 5830. Labrador. “Tres pañuelos       de mosolina bordada”.
(9)       1.796  . Manises. Dote.  Miguel Fernando Fluixa. 5751. Manuela … y Serafín Liern. Alfarero. “Un pañuelo de lienzo laval blanco”.
(10)     1.789. Manises. Dote.  Miguel Fernando Fluixa. 5748. Mariana Monrraval y Juan Carpintero.  Alfarero. “Un medio pañuelo de seda negro”.
(11)     1.796. Valencia. Dote. José Vicente García. 5830. Calesero. “Un pañuelo de      clarín con encajes”.
(12)   Sabemos que las mujeres de Torrente, tenían fama de muy buenas randeras.
(13)     Cavanilles    en su obra   ya citada nos dice: "mas de 2.000 mujeres y niñas se             emplean en esta    fabrica", y mas adelante "son sus habitantes mismos los que   las venden al por menor en diversos pueblos de la península".
(14)     1.796. Valencia. Dote. José Vicente García. 5830. Barbero. “Un pañuelo de mosolina bordado de oro”.
(15)   1.530. Alaquas. Inventario. Gaspar Gil. 3089. Pere García. Albañil.
(16)   Contrato matrimonial entre Esperanza Salvador i Jaume Torres, medico.
(17)   1.798. Godella. Dote Miguel Fernando Fluixa. 5752   . Maria Herrero.   Labrador. “Dos delantales de mosolina bordados y guarnecidos de randa”
(18)    1.789. Manises. Dote. Miguel Fernando Fluixa. 5748. Antonia Vila Ortiz y
Geronimo Martinez Alonso. Labrador. “Un delantal de indiana azul”
(19)    1.794. Foyos. Dote. Ramón Conejos. 5394. Teresa Carcell (viuda de doctor) y Manuel Rausell. Labrador. “Un delantal de hiladillo negro guarnecido”
(20)    1.789. Manises. Dote. Miguel Fernando Fluixa. 5748. Antonia Vila Ortiz y Geronimo Martinez Alonso. Labrador. “Un delantal de lienzo blanco”














No hay comentarios:

Publicar un comentario